الجمعة، أبريل 27، 2007

رحلة إلى سوريا / Viaje a Siria


Las profesoras de Árabe de la E.O.I. organizamos el primer viaje del departamento. El destino elegido fue Siria y se escogió el lema: “Descubre Siria”, para informar a los alumnos y a todos los miembros de la escuela del proyecto. Aprovechando las Fiestas de Magdalena se programó para los días del 10 al 17 de marzo, fechas en la que se realizó.
Damasco, la capital, fue nuestro primer destino. Allí percibimos un mosaico de población y respiramos un ambiente de amabilidad y tolerancia que es innato en los sirios.
Visitamos el Museo Nacional donde llevamos a cabo un apasionante recorrido por la historia del Sham, así es conocida Siria.
Después, pasamos veloces, como una tormenta estival, por el zoco Al-Hamidiya, un pasadizo cubierto, formado por centenares de comercios abigarrados y provocadores, donde nuestros sentidos se empaparon del mismo; de sus exuberantes aromas, en ocasiones nuevos, de sus sabores, especias, hierbabuena, almizcle, cilantro, ajonjolí, canela, cominos… y cómo no, de sus hermosos y vivos colores. Pero no dejamos huella, habida cuenta que nuestro objetivo era la Mezquita de los Omeyas. Por fin, tras atravesarlo, la gran mezquita se nos mostró en todo su esplendor.
Para muchos era la primera vez que pisaban un recinto sagrado musulmán. Las mujeres nos pusimos el Hiyab, nos cubrimos el cabello con un pañuelo. Y, descalzos y en silencio, con una actitud de respeto nos sentimos acogidos por ese lugar. Pisamos magníficas alfombras y nos sorprendió el lujo de detalles de la decoración del templo en el que los fieles oran y hacen sus plegarias.
Esa misma tarde, nos trasladamos a Palmira. Una ciudad mítica cuyo enclave en medio del desierto con oasis y palmeras, nos mostró las maravillosas ruinas de un pasado ejemplar. Allí cenamos dentro de una jaima beduina, una deliciosa velada amenizada por un grupo musical tradicional .
Visitamos además, los dominios en los que la reina Zenobia construyó su imperio, una civilización que tenía hasta idioma propio. Paseamos entre grandes avenidas de columnas y templos, y llegamos a disfrutar de un atardecer en el desierto desde el castillo Ibn Maan.
Al día siguiente vimos la nieve, los frondosos valles de Homs y la fortaleza Crac de los caballeros, considerada como el castillo medieval mejor conservado del mundo.
La blanca Alepo nos acogió en su barrio armenio. Un antiguo palacio reformado hizo las veces de hotel. Estuvimos en el templo de San Simeón, un eremita de su época, quien con la vocación de permanecer más cerca de Dios se ató a una columna de 20 metros durante 38 años. A su muerte se edificó la basílica más grande de su tiempo. Visitamos además la fortaleza y el zoco de la ciudad.
De regreso a Damasco pasamos por las ruinas romanas de Aphamea donde el verdor de sus tierras nos abrió paso a unos restos arqueológicos restaurados, impresionantes.
En Hama sentimos el quejido que emiten sus norias al ser movidas por el río. Allí aconteció algo que nos conmovió: Un grupo de mujeres permitieron que nosotras, extranjeras, entrásemos en su Hammam mientras realizaban el ritual del baño. Fue un gesto de confianza, acercamiento y amabilidad que nos acompañará siempre.
Seguimos hasta Maalula, el único lugar donde se habla la antigua lengua de Jesús, el arameo, que nos recibió esa fría noche, allí escuchamos la oración del padrenuestro en la iglesia de Santa Tecla.
Nuestro viaje tocaba a su fin. De regreso a Damasco aprovechamos las últimas horas para descubrir una ciudad dinámica y viva y sobretodo para pasearla.
Desde el último piso de un hotel céntrico, vimos la noche caída sobre el monte Casium, que, como un árbol de navidad coqueto nos mostraba sus escandalosas luces, rodeando la ciudad. Al día siguiente visitamos el palacio Azim y la ciudad vieja, patrimonio de la humanidad, el barrio cristiano y la capilla de San Ananias.
El tiempo no dio más de sí. Regresamos cansados, extenuados, pero con una gran satisfacción que dan las nuevas experiencias.
Hani, nuestro guía ha sido y ha representado para todos un fiel y atento colaborador, enriqueciéndonos con sus profundos conocimientos sobre su país.
Si hemos de añadir algo sobre este viaje no cabe duda que debemos elogiar al fabuloso grupo de personas que nos acompañaron, ha sido un ejemplo de compañerismo y saber estar, la impresión, los recuerdos, los detalles que han quedado en nuestro interior nos acompañarán siempre, siempre… además tenemos las fotos. Gracias de parte de Muna y mía.
Mª Isabel González, Jefa del departamento de Árabe.

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